Florentino Ramirez was a loving husband to Angelita Ramirez for 56 years, a devoted father to his children, and an outstanding grandfather to his grandchildren. He enjoyed spending time and spoiling his grandkids; he’d never say no to any of them. He was a supportive and fun uncle to many nieces and nephews. Tino was a neighborhood gem with his outgoing and humorous demeanor. His community loved him dearly as he was caring and compassionate. His kindness, generosity, and love will never be forgotten.
When Florentino was 13, he immigrated to Chicago from San Nicolas De Las Garzas in Monterrey, Nuevo León. When he arrived in Chicago, he didn’t speak English and was nicknamed ‘Mexico’ which he tattooed on his left hand. His favorite sport was soccer and team were Los Tigres. Tino played professional little league when he was a boy. Most of his family will remember his scent of juicy fruit gum and Aramis cologne. He loved to get dressed after a long day of work, get a scratch ticket, hear oldies, and drink an ice-cold Miller Light. Tino opened our hearts to so many great memories and without a doubt will live forever in our hearts.
Florentino Ramírez fue un esposo amoroso para–Angelita Ramírez durante 56 años, un padre devoto para sus hijos y un abuelo excepcional para sus nietos. Le gustaba pasar tiempo y dar cariño a sus nietos; él nunca diría que ‘no’ a ninguno de ellos. Era un tío divertido y solidario para muchas sobrinas y sobrinos. Tino era un vecino valioso con su comportamiento extrovertido y divertido. Su comunidad lo amaba mucho porque era cariñoso y compasivo. Su bondad, generosidad y amor nunca serán olvidados.
Cuando Florentino tenía 13 años, emigró a Chicago desde San Nicolás De Las Garzas en Monterrey, Nuevo León. Cuando llegó a Chicago no hablaba inglés y le apodaron “México” y se lo tatuó en la mano. Su deporte favorito era el fútbol y su equipo era Los Tigres. Tino jugó en la liga menor profesional cuando era niño. La mayor parte de su familia recordará su aroma a chicle de frutas jugosas y colonia Aramis. Le encantaba vestirse después de un día de trabajo, conseguir un boleto rasca y gana, escuchar canciones antiguas, y beber un–Miller Light helado. Tino nos abrió el corazón a tantos grandes recuerdos y sin duda vivirá por siempre en nuestros corazones.